Carta a ustedes ❤️

Poquitos de cómo empecé y por dónde voy.

Me encantaría decir que todas las semanas, cada artículo fluye como si nada… así como a Carrie Bradshaw le bastaba con vivir para tener inspiración y escribir. Pero no… por alguna razón mi creatividad está en 0. Por eso recurrí a ustedes, pidiéndoles por Insta que me enviaran preguntas. Tengo muy poquitas, así que las iré coleccionando. Qué piensan de hacer un Q&A/story-time una vez al mes? Envíame tus preguntas, alguna situación para la que necesites información o consejo, o cuéntame algo que te haya pasado. Sé que esto puede ser muy personal, así que aquí dejo un link para enviar mensajes anónimamente si eso deseas. Y si aún no te sientes cómodo, siempre podrás acceder el link través de este correo o en el highlight “‘Confesiones” en Instagram. Valoro muchísimo sus contribuciones, así que creanme cuando les digo que su comodidad y privacidad son mi prioridad. Tal vez se sientan más cómodos después de yo contarles un poco sobre mi y mi camino con la salud sexual y reproductiva. Esta semana les traigo un artículo más personal, para que nos sintamos más cerquita.

No recuerdo precisamente el momento en el que aprendí sobre sexo. Recuerdo leer una enciclopedia ilustrada para niños donde explicaban que un hombre y una mujer podían “hacer el amor” para crear bebés. Recuerdo también un video educacional en sexto grado que comparaba la pubertad con una montaña rusa (traté de encontrarlo pero creo que esa reliquia quedó solamente en DVDs). No recuerdo tener muchas dudas sobre el tema, un poco de curiosidad pero no sabía ni qué preguntar. Recuerdo aprender sobre lo más básico en la escuela: anatomía y coito. Aprendí que sólo existían dos tipos de cuerpo (hombre y mujer) y de sexualidad (hetero y homo)… cuatro enormes cajas en las que se entraba si o si, ignorando completamente la existencia de las personas trans, de aquellos quienes son asexuales, bisexuales, pansexuales, y la lista sigue. Fui a una escuela católica, así que tampoco tuve la famosa demostración del condón y la banana. No recuerdo tener una clase donde se me enseñara sobre consentimiento o placer. Hoy veo hacia atrás y pienso en lo peligroso que era la poca información que teníamos. Para una sociedad que habla tan poco sobre sexo, sexualidad y salud reproductiva, es increíble la cantidad de opiniones que tienen. Es increíble el daño que se causa. Recuerdo que alguien alguna vez dijo “siento que cuando quiero hacer algo sexual, me estoy trayendo a la cama a mi mamá, mi abuela, la maestra, el amigo criticón, la iglesia católica, y a la mitad de mi pueblo”. Y me resuena 100%. Me ha costado un mundo tratar de separarme de las ideas anticuadas, hirientes y patriarcales sobre la salud sexual y reproductiva. Y a pesar de que lo estudio, lo vivo y lo hablo casi todos los días, aún me queda un trabajo enorme por hacer. Esa es la cosa con la salud sexual y reproductiva… está ahí casi que en todas las etapas de la vida… no se escapa nadie! Nuestra salud hormonal, nuestras relaciones románticas y sexuales, el menstruar, el decidir (o no) tener una familia, el embarazo, la pérdida de uno, la menopausia, la andropausia, el abuso sexual, el acoso… no se acaba. Y ni así lo priorizamos.

Pero bueno, me desvié… me fui por la frustración que me trae. No todo fue, ni es, feo. También recuerdo estar desesperada por menstruar porque no soportaba ser la única de mis amigas que no tenía cólicos. Mis ganas eran tantas que cuando tuve el primer periodo lloré de felicidad. Recuerdo cuando entendí y acepté que mi ciclo afecta mi estado emocional, y lo mucho que eso me ayudó a quererme y tenerme paciencia. Recuerdo sentirme por primera vez dueña de mi cuerpo, sin pensar en ninguna opinión y pensar sólo en lo que yo quería. Recuerdo cuando alguien se me acercó para hacerme una pregunta sobre su salud sex y repro. Me emocioné tanto porque sentí que estaba ayudando. En los últimos meses he conectado con tantas mujeres, simple y sencillamente porque nos damos el permiso de hablar sobre estos temas. En eventos de networking hablamos sobre métodos anticonceptivos, condiciones ginecológicas, experiencias con infertilidad. En Ghana, mujeres que no conocía me hacían preguntas sobre sus periodos, me contaban de experiencias que nunca habían compartido, incluso me dejaron darles la mano mientras parían. Honestamente, no existe para mí algo mejor que eso. Un espacio donde lo que nos une y nos conecta es el simple hecho de que somos humanos que buscamos cuidar de nuestra salud sexual y reproductiva. Doy y seguiré dando mi mayor esfuerzo para ser ese espacio para ustedes. Por eso, cuando digo que pueden contarme y preguntarme lo que sea, lo digo en serio.

Les estimo un mundo. No saben lo bien que se siente saber que me acompañan.

Un abrazo enoooorme,

Ruth Marie

P.D. Feliz día extra gracias al año bisiesto. Quiero inventarme un ritual de año bisiesto. ¿Ideas?

Reply

or to participate.